También lo gris es parte del mundo
Muestra inédita
Por Eugenia Straccali
CLOV (mirando): Todo es gris. (Bajando el catalejo. Volviéndose hacia Hamm. Más fuerte.) ¡Gris! (Pausa. Aún más fuerte.) ¡GRRIS!
Baja, se acerca a Hamm por detrás y le habla al oído.
HAMM (sobresaltado): ¡Gris! ¿Has dicho gris?
CLOV: Negro claro. En todo el universo.
HAMM: Exageras. (Pausa.) No te quedes allí, me das miedo
Este diálogo pertence a la obra Final de Partida de Samuel Beckett. Los personajes en el encierro absurdo se preguntan por el afuera, por la experiencia exterior. Aislamiento absurdo, en un espacio anacrónico, y la incertidumbre de un sentido opaco e indefinido como el lenguaje poético y sus zonas de penumbra, de intermitencia. El ojo del que mira el paisaje tiene la pupila grisácea: no iluminación / no ceguera. Temperamento de un pathòs de duelo y melancolía que se potencia en las imágenes. Velo que recubre el iris como una tela vizcosa, transitoria y necesaria.
La experiencia del mundo para el que mira es gris, no blanco, negro claro, es pasaje borroso. Los ojos abatidos se interrogran por el sentido y todas las significaciones se nublan, se tornan turbias. Es el tiempo de la espera existencial, de la niebla que disuelve los contornos de las cosas, y las subjetividades. No hay antes ni después en la experiencia, devenir secreto de la imágenes espectrales, que se instala en el ojo y toman posición para el que observa, como señala Didi-Huberman.
El fotógrafo es el espectador del naufragio y se implica, provocando un giro subjetivo, vivencia de muerte y resurrección.
Hay en Sebastián Miquel una poética-política de las imágenes. Su mirada abatida (como dice Martin Jay en su libro sobre la revolución escópica que produce el surgimiento de la fotografía en el siglo XIX); revelan las incertidumbres de lo real, el lente focaliza un fragmento de un fluir secreto del deseo, del duelo, de la pérdida, del tiempo del tedio de una cuarentena que no se sabe cuando termina; pero también de los cortes, del antes y el después. Del espacio instersticial, del intervalo que produce transformación y conciencia vital que como señala Miquel: «es el momento en que la fotografía se convierte en registro histórico[1]«, instancia de legibilidad social.
Mirar esta serie es un modo de resistencia a la explicación prosaica del mundo, que también es gris. Memoria – fragmento . Memoria sinecdótica de las catástrofes.
Los sentidos en la Serie Gris son como un panel warbuguiano compuesto por grisallas[2] arman una constelación posible, aleatoria, inestable de los significados de nuestro presente. ¿Cómo recuperar la visión saturada de imágenes en colores? No es momento, es tránsito aún, giro íntimo, movimiento hacia adentro, de reclusión, ensimismamiento y suspensión del tiempo cronológico.
«HAMM: ¿Cómo está el tiempo?
CLOV: Como siempre.
HAMM: Mira la tierra.
CLOV: Ya la he mirado.
HAMM: ¿Con el catalejo?
CLOV: No se necesita el catalejo.
HAMM: Mírala con el catalejo.
CLOV: Voy a buscarlo.»
[1] https://revistatrinchera.com/2018/08/22/construir-una-narrativa-visual-del-tiempo-historico/
[2] La grisalla (del francés grisaille) es una técnica pictórica basada en una pintura monocroma que produce la sensación de ser un relieve escultórico. Fue puesta de moda por diversos pintores en el siglo XIV, quienes la emplearon en bocetos y dibujos preparatorios para lograr un efecto de relieve mediante un claroscuro muy matizado, haciendo diversas gradaciones de un solo color, generalmente gris o amarillo oscuro, buscando un color lo más cercano posible al de la piedra.
el trabajo de respirar ese aire crudo entre los alambres
materia gris, encontrar otra vez la cabeza sobre mis hombros
borde, deshabitar adentro y afuera del mar, desposesión del mundo
nadamos como un pez muerto hablando de nuestra extinción
tus ojos están viajando hasta mi casilla hueca, mientras el cielo se cae en el resguardo,
en la intemperie
es la preocupación de seguir con vida
después de ver la luz filtrandose
hay un grabado real sobre la piedra, sobre el tiempo
un gato dormido en la muerte
entonces, derrumbada la fe
el espacio es un cable – serpiente
en el trazo de su propia sombra
¿Hay ruinas marítimas?
un ave pequeña señala mi tumba de agua
esta vez las raíces están sobre la tierra
lo subterráneo quiebra toda promesa de salvación
para no abandonarse al vértigo
hay que mirar la boca de un perro hambriento
lamer como un animal no humano
no hay ya blanco – negro
solo un final de partida
lo que queda de mí parece haberse fortalecido
grisalla de árboles del pantano
esperando como un muerto – vivo
que el mundo responda al deseo
quebradiza memoria cenicienta
viento trayendo las palabras desaparecidas
curva del tiempo
revolución de este horizonte en calma
solo queda el gris
resonancia de imagen muda
metáfora encendida en la textura de mi encierro
algo permanece en la espera acerada del invierno
fractura que aisla reminiscencia de un futuro que queda suspendido
como un ángel sobre Berlín
El trabajo de respirar ese aire crudo entre los alambres
materia gris, encontrar otra vez la cabeza sobre mis hombros
borde, deshabitar adentro y afuera el mar, desposesión del mundo
nadamos como un pez muerto hablando de nuestra extinción
tus ojos están viajando hasta mi casilla hueca,
mientras el cielo se cae en el resguardo, en la intemperie
es la preocupación de seguir con vida
después de ver la luz filtrándose
hay un grabado real sobre la piedra, sobre el tiempo,
un gato dormido en la muerte
entonces, derrumbada la fé
el espacio es un cable – serpiente
en el trazo de su propia sombra
¿hay ruinas marítimas?
un ave pequeña señala mi tumba de agua
esta vez las raíces están sobre la tierra
lo subterráneo quiebra toda promesa de salvación
para no abandonarse al vértigo
hay que mirar la boca de un perro hambriento
lamer como un animal no humano
no hay ya blanco – negro
solo un final de partida
lo que queda de mí parece haberse fortalecido
grisalla de árboles del pantano
esperando como un muerto – vivo
que el mundo responda al deseo
quebradiza memoria cenicienta
viento trayendo las palabras desaparecidas
curva del tiempo revolución de este horizonte en calma
solo queda el gris
resonancia de imagen muda
metáfora encendida en la textura de mi encierro
algo permanece en la espera acerada del invierno
fractura que aisla reminiscencia de un futuro suspendido como un ángel sobre Berlín
Acerca del autor

Sebastián Miquel nació en Villa Mercedes, San luis, Argentina, en 1975. Desarrolla sus actividades como fotógrafo y cientista político.
Desarrolla actividades junto a diversos artistas del ámbito musical y teatral del país.
Es autor de tres libros de fotografía documental: “Abya Yala, hijos de la tierra”, un recorrido documental sobre la organización Tupac Amaru, “Gracias Néstor”, una crónica fotográfica de la despedida popular en las calles a Néstor Kirchner y recientemente, “Aluvión”, una mirada sobre la lucha política en las calles tras la vuelta del neoliberalismo.
Es editor de fotografía en la revista Maíz de la facultad de periodismo de la UNLP, y además colabora en numerosos medios periodísticos a nivel nacional e internacional.
Da clases de filosofia política en La UBA y en la UNLaM y desarrolla talleres de fotografía documental junto a Carlos Bosch.
Por su actividad fotográfica recibió diferentes premios, entre otros: Premio Mercosur 2015, Premio “Democracias y Derechos Humanos, 2013” UBA – Madres Plaza de Mayo linea fundadora. Iber-rutas, 2013, Unicef. Trasparesencia 2011. Bienal de Arte Nacional de la Universidad de Morón. 2010, Banco Ciudad 2008, Banco Provincia 2009, etc.
Ha producido más de treinta muestras individuales en diferentes espacios culturales, entre otros: Palais de Glace, Universidad de Quilmes, Centro Cultural de la Cooperación, Tecnópolis, Congreso de la Nación, Ex Esma, etc.
Muy hermoso. Foto + texto se amplía la mirada transportada por la imagen y su voz.