Infiernos artificiales por Julián Axat. A propósito de OJOS FRÍOS de Eugenia Straccali
INFIERNOS ARTIFICIALES por Julián Axat
A propósito de OJOS FRÍOS (Vuelo de Quimera, 2024) de Eugenia Straccali

Franz Kafka en uno de sus aforismos, refiere que un texto debe ser como un hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros. Algo así me pasó recientemente leyendo el poemario ojos fríos (Vuelo de Quimera, 2024).

A diferencia de los diarios de desintoxicación (Jean Cocteu/ Thomas de Quincey), los diarios de experimentación al estilo “Paraísos artificiales”, clásico de Charles Baudelaire aborda el tránsito de la mente/cuerpo tras el consumo del Hachís/Opio para el acceso al infinito meta/físico/psíquico: “Quienes saben observarse a sí mismos y conservan el recuerdo de sus impresiones, quienes han sabido, como Hoffmann, construir su barómetro espiritual, han debido anotar a veces, en el observatorio de su pensamiento, bellas estaciones, jornadas felices, deliciosos minutos. Hay días en que el hombre se despierta con un ingenio joven y vigoroso”. Baudelaire mantiene liberados sus párpados del sueño que los cerraba, se le ofrece el mundo exterior con un relieve intenso, nitidez de concursos y abundancia de admirables colores. El mundo moral que abre sus vastas perspectivas, llenas de nuevas claridades para el poeta maldito. Es el hombre gratificado con felicidad breve, desgraciadamente rara y pasajera, se siente a la vez más artista y más justo, en una palabra, más noble tras la sustancia que consume, quedando atrapado en ese estado excepcional de la mente y de los sentidos, al que sin exagerar puede llamar paradisíaco si lo comparo con las densas tinieblas de la existencia común y cotidiana.

¿Pero es acaso el remedo de las llamadas “puertas de la percepción” de William Blake, de las que tanto hablaron Jim Morrison y Aldous Huxley?; ¿O acaso a Antonin Artaud/Don Juan en México, consumiendo hongos y alucinando, del mismo modo que Jack Kerouak & Allen Ginsberg? Las nuevas percepciones formaron parte del movimiento contra-cultural potencial humano, un tiempo de transformación de lo humano en el que la revolución de la subjetividad podía activarse desde la química externa/interna. En el desfasaje, hubo una intervención geopolítica que buscó exterminar el potencial humano.

Las dictaduras latinoamericanas fueron el comienzo de esa destrucción cincelada en las Escuelas de las Américas, por las que los paraísos artificiales pasaron de la experimentación al  “Soma” del que habla Huxley en “Un mundo feliz”.  A fines de los 70 y principios de los 80 llegó ese “Soma” y fue el Crack de Estados Unidos, esa droga modeladora de la mente/cuerpo que va a invadir los suburbios, y que en vez no de  paraíso artificial de búsqueda, será el “infierno artificial”. Aquello que Francis Scott FitzGerald va a referir desde otro lugar (la crisis del 30´ no casualmente se llamó así) como Crack- up, en el que “toda vida es un proceso de demolición”., que es parte de un proceso geopolítico/ o biopolítico.

Al respecto, dice Philippe Bourgois, en un clásico de este tema, ha señalado que la tragedia más apremiante para América Latina es consecuencia de la gran demanda de crack en los Estados Unidos, así como la política de «tolerancia cero» de la llamada «guerra contra las drogas» del gobierno estadounidense, que induce un aumento artificial en el precio de las drogas, incrementa los márgenes de utilidad del narcotráfico y catapulta los niveles de violencia que rodean el negocio. 

En el mismo sentido la “guerra contra el crack inicia el proceso de las políticas de «mano dura» exportables que han generado las condiciones óptimas para que el crack deje sus huellas en los rincones más alejados del continente, a medida que inaugura nuevos mercados de manera casi accidental entre los peones del narcotráfico y las comunidades que atraviesa, ya sean centros urbanos, puertos o pueblos rurales  (Véase, En busca del respeto. Vendiendo crack en Harlem. Siglo XXI Edit. MX 2010. Pág. 19)

  1. ¿y quién será el cirujano para esta piedra?
    Geoffrey Hill

y ese mismo día te grité
cuídate
del búho de voz suave
de la sonrisa del hurón
de todas las voces que te humillan
de la caída vertiginosa del halcón en el humo cuidate


tenés
los ojos fríos
el paladar helado
cuidate
el cuerpo atrapado en acero
dispuesto a matarte en algún acantilado


la piedad a solas con su furia se sienta en las multitudes

Breve historia del bosque

¿y quién será el cirujano para esta piedra? Geoffrey Hill
Clorhidrato de cocaína. Bosque de cerámica croquelada espinas de palo borracho, flores bajo el hielo. El material de partida para hacer crack (droga) es el clorhidrato de cocaína. Bosque de álamos blancos. La cocaína generalmente se obtiene de las hojas de coca y se conoce comúnmente como ‘nieve’ cocaína ‘coca’ o ‘perico’. Bicarbonato sódico. Bosque de hojas plateadas o chopo blanco. La cocaína se mezcla con bicarbonato de sodio y agua para formar un conglomerado de consistencia pastosa. Calentamiento. Bosque hibernación. La mezcla de cocaína agua y bicarbonato se calienta (generalmente en una cuchara) Bosque Proctor cercano al Spoon River tu epitafio. Usando una fuente de calor un encendedor por ejemplo. Bosque incendiado. La reacción química y el calor hace que precipite la formación de la droga crack. Bosque arrecido. Solidificación. A medida que la mezcla se calienta, el agua y otras impurezas se evaporan, dejando el crack solidificado. Bosque anfiteatro de muertos. El término crack se refiere al sonido crepitante que hace el crack cuando se calienta y se fuma. ¿Cómo olvidar la violencia de que fumaras delante mio? Bosque boreal. Las rocas de crack suelen ser blanquecinas o beige y pueden variar en tamaño. Bosque gélido nuestra belleza y el amor que no reconocés brutal nómade antiguo alquímico


craquelados
fenómeno de deterioro
grietas leves que fragmentan la pintura de tu paisaje por qué imitar el envejecimiento
láminas de cerámica
brillan espinos turquesa


nuestro amor río de glaciares


53.


coke / rock / snow / blow white / toot / nose candy / base / flake/ powder / basa / smack / chulas / pops / rirris / niñas / duras / hielos / rock&roll / rockstars / chespi o chifle


54.

intenso pasaje de corta duración
depresión intensa / tensión nerviosa / ansia por más / galope cardíaco / espasmos musculares / enojo / hostilidad / muerte súbita

Los consumidores de Crack caen a un precipicio. Una forma de exterminio lenta donde el cuerpo queda sumido en una devoradora dependencia externa a una continua demanda que no se puede dejar de satisfacer. Dice el ya citado Bourgois: “… El crack es la droga lumpen por excelencia. Es una sustancia que capta el sufrimiento social y la precariedad de nuestra época. Si bien una dosis se consigue por centavos, también es posible gastar una fortuna fumando la droga cada pocos minutos. Desgasta rápidamente el cuerpo, quita el hambre y el sueño, y ofrece apenas unos instantes de placer seguidos por un ansia paranoica y voraz de adquirir más, que fácilmente se convierte en violencia…” (Philippe Bourgois, Pág. 22).

Pero volvamos al libro de Eugenia, que es quizás su libro más Baudelaireano. No se trata un diario de experimentación de uno mismo, sino un diario sobre “el otro”. Una etnografía poética sobre los estados de un otro cercano, cuya base de relación es un encuentro amoroso y de amistad.

Esta taquigrafía poética de la destrucción ajena es también una búsqueda de la experiencia en el otro (la palabra experiencia poética en Straccali siempre está presente, pues no hay poesía sin puesta de cuerpo). Un “diario del Crack que no soy yo, y es el otro”. Su mirada de hielo, su y su des-hielo.
No se trata de “salvar” tampoco-. Se trata de “sostener” (yo no puedo apropiarme o ser paternalista / tutelar con la experiencia del otro, no puedo decirle “esto no lo hagas”, su experiencia deviene y la sostengo hasta que encuentre su propio límite). Amar es cuidar y no impedir o disciplinar.

Hay respeto en la poeta Straccali hacia ese otro que decide el proceso de demolición, porque esa vida atraviesa un proceso profundo que debe respetarse; y el lugar es el de la “Ayuda”, no el del castigo que (en el fondo) produce un efecto peor que es la caída del objeto/sujeto al vacío. 

Y todo ello a pesar de su costo/secuela. Pues “ojos fríos”, se inscribe en esa línea de sostén y descripción horizontal desde la poesía. Esa puesta en el cuerpo del “otro” de los efectos de la droga, son espejo en la poeta y su cuerpo. Pues no es que no tiene costo para el que escribe / describe / poetiza, quien no consume se consume igual. Estar /acompañar / ser en el otro es también sufrir la caída al vacío. El enfriamiento de las retinas por partida doble. La inanición como proceso distinto/pero cercano.

¿Cómo ser el otro en el des-hielo? ¿Cómo armarlo / cuidarlo /abrazarlo e intentar viajar con la poesía que es el registro más delicado, para que el deshielo del crack no sea tan brutal? 

El crack es exterminio de uno mismo ante los demás, en su demanda infinita se tyraga a todos los que tiene al lado para pedir más. Ojos fríos es no poder parar, sino en más crack, el único deseo es la misma grieta de la demolición.

60.

dos patos estaban chapoteando felices en el lago nadaban majestuosos
¿qué pasó con el cisne rosado?
lo estrangulaste

punta de flecha
arco tenso tu columna
rebosantes de pasado y de ecos caminábamos hacia la desembocadura este es el lugar para la caza con galgos cuidado
uno de los puestos vigías
cuántas veces estuviste
en este mismo punto
a esta misma hora
cuando el sol
poniéndose sobre los picos
doraba con sus últimos rayos las aguas

enseguida nos sentamos en el lugar
fumabas fumabas fumabas
levantaste una piedra vulgar y semienterrada en el río verde

toda valla o brizna de hierba que podía esta mañana asomar la cabeza por la espesura estaba polvorienta

los árboles criaturas aéreas de la penumbra

podíamos distinguir perfectamente el centro y su bifurcación incluso las más diminutas fibras
junto a los bordes dentellados

hay ramitas rastrojos

opuestas a la luz
había también hojas color ámbar sobresalían formando ramos amontonadas unas sobre otras

no hay pasaje para vos

igual que un niño espera con anticipación el verano así chocamos las botellas
calma aparente calma
el ciclo de las estaciones

en su infalible repetición desastre

igualmente la primavera volvió a defraudarme podríamos escribir escribir escribir

qué hago con tu ingravidez pensé
¿dónde te lleva la piedra? ¿cúando se deshace definitivamente?

¿qué puede hacer un hombre sin avergonzarse? puede no hacer nada
escabullirse de los semásforos

desde el desfiladero

te veo

tambalearte entre los que pasan pasan

me mentiste otra vez opaco
tan tan entristecido de vos tan desorbitado tan

a la deriva a la deriva a la deriva oráculo de aves embalsamadas catástrofe

navegando
a la deriva a la deriva a la deriva día sofocante
¿y yo?
shock

en las aguas mansas del estanque a mí el puñal en la nuca
casi dejo de vivir
por vos

casi

casi

La sensación es también parte de la lectura de este libro que es casi una etnografía poética de un viaje de descongelamiento de la percepción, de un estado de quiebre humano y desesperación producto del consumo del Crack.  

Aquello que está congelado y se quiebra son también los ojos del lector que acompañan el síntoma de los ojos fríos del poeta, que es a su vez el espejo de los ojos de quien está sumido en el trance. 

En definitiva, estamos ante un libro que invita a una experiencia límite, extrema, un viaje que es también –finalmente- una íntima despedida.

Julián Axat (Argentina, La Plata, 1976). Publicó: Peso formidable (2003); Servarios (2005); Medium (2006); ylumynarya (2008); Neo o el equipo forense de sí (2010); Si Hamlet duda, le daremos muerte (2010), Musulmán o Biopoética (2013); Rimbaud en la CGT (2014); La Plata Spoon River (2014); Offshore (2017). Cuando las gasolineras sean ruinas románticas (2019); Perros del Cosmos (2020); Interestelaria (2022), el amor por los débiles & el instinto de asesinato (2013). Hasta el 2015 dirigió la colección Los Detectives Salvajes, de la editorial libros de la Talita Dorada.  Su poesía ha sido traducida al francés, italiano e inglés.