Entrevista a Federico Navamuel
Metafórica Revista: Fede, ¿querés presentarte, contar acerca de tu presencia como librero y la iniciativa primera de abrir esta hermosa librería?
Federico Navamuel: Muchas gracias. Mi nombre es Federico Navamuel. Abrimos esta librería Patio Interno hace tres años, el 20 julio 2019, en el marco de una crisis económica compleja, por una cuestión estrictamente personal de amor a los libros, de querer estar cerca de la literatura, de las editoriales y de los escritores, las escritoras. Pensando un modelo de librería micro, micro librería, el primer local tenía 35 metros cuadrados. Lo que buscábamos era crear un espacio de encuentro donde vos pudieras entrar a la librería, charlar, donde se pudiera hablar de libros, de lecturas y de otras cosas también.
En un primer momento la librería fue pensada como un espacio, espacio para estar más que para pasar, queríamos generar esa sensación.
MR: El habitarla, es toda una decisión, porque la función del librero no es la misma que la del vendedor de libros.
FN: Justamente, yo vengo de otro lado, de otros trabajos, nunca tuve una librería, ni tengo nadie conocido que la tenga. Incluso en mi casa, mis padres son los dos veterinarios. Con el tiempo hubo algo que se me generó vinculado a los libros. Previo a abrir la librería estuve haciendo un taller de edición con Eric (Eric Schierloh), un año yendo todos los sábados y él me enseñaba, encuadernabamos y me compartía sus experiencias editoras. Patio Interno era el nombre de mi editorial. Así empezó el nombre.
MR: Esa base para la creación de la librería está, es como si hubieras fundado a partir de ahí yendo a la matriz del librero.
FN: Sí. Eric es un gran arengador y Esteban López Bruzza tiene mucho que ver con la librería también porque me construí como lector a su lado. Mucho de la curaduría literaria tiene que ver con las lecturas que hacía con Esteban. Hice el taller de escritura con él seis años, entonces ahí hablábamos ya de una posible librería. Incluso en el 2012 llegamos a señar un local en Villa Elisa, la idea era poner la librería en un lugar alejado, para que la gente tuviera que buscarla, un lugarcito no muy visible. No se dió y pasados los años encontramos este local en City Bell y así fue que sin conocimientos ni experiencias previas, solo con la intuición y las ganas llevamos adelante una librería. Hemos aprendido mucho, pero estamos en un proceso, es muy lindo eso también.
MR: Fede, ¿esta librería podemos decir que fue construída con tus propias manos?
FN: El color verde está muy vinculado a Florencia, mi compañera, que desde un primer momento imaginó todo verde, nos gustaba mucho y se nos ocurrió también ponerle maderas más claras. Al principio teníamos muchas plantitas, mucha gente pensó que éramos un vivero. Teníamos todo verde y de golpe un montón de plantitas hermosas que fueron creciendo, ahora ya no tenemos espacio para las plantas.Las estanterías las pusimos nosotros mismos, con un sistema muy simple, con esta suerte de frente que genera una sensación de robustez en los anaqueles. Es lindo eso de estar, haberla pintado, haberla construído en cierto sentido te da mucha más pertenencia, la conocés hasta el último rincón. Abrimos en julio pero empezamos a trabajar en mayo nosotros, como dos meses y pico trabajamos. Los muebles, mucha herencia, mucho “robo” también a casa de familiares, esa mesa es de mi suegra que creo que nunca más se la vamos a devolver, aquel sillón era del abuelo de Florencia, el baúl que hace también de vidriera es otro objeto familiar. Este mueble que está puesto acá para celebrar o para ofrecer, siempre lo abrimos y es lindo compartirlo, el confort del espacio atenta contra el espacio para los libros, hay una competencia porque podríamos tener toda esta pared llena de libros, pero sin embargo priorizamos el espacio para estar.
MR: En la pandemia más dura fue fundamental el hecho de que se pusieran el libro al hombro, a disposición de las personas que no podían venir a la librería. Fue un gesto, una intervención en un momento difícil fue muy importante. ¿Querés contar?
FN: Sí, nosotros en julio del 2019, mientras aprendíamos este oficio de ser libreros, a los pocos meses cayó la pandemia. La pandemia nos generó un efecto positivo, nos permitió detenernos e identificar errores, no solo a nosotros, sino a todo el mundo.
Al principio no se permitía la venta de libros, pero el 13 de abril se abrió la posibilidad de llevar a domicilio. Decidimos poner en marcha una especie de call center artesanal, llevarle el libro a la gente que necesitaba. Las plataformas clásicas funcionaban con envíos carísimos. Nosotros decidimos contraponernos a la situación, cobrar un envío único lo más barato posible para bancar el costo del combustible. Sentimos que teníamos que ir nosotros, no quisimos tercerizar. En un momento de la pandemia dura en el que nadie se veía con nadie, caíamos con un libro para tener esa charla que no podíamos tener en la librería, en la puerta de la casa.
MR: Sí, era resignificar el libro, no como fetiche, si no el libro que el librero te llevaba a tu casa en un momento de desasosiego, este hecho tenía una carga ligada a registrar al otrx en su situación.
FN: Por supuesto, llevar con una sonrisa el libro, tener una micro charla sobre la obra que había elegido leer. Hicimos 600 kilómetros. Llegábamos a donde fuera por una cuestión de vocación de servicio. No nos convenía ir lejos a llevar un libro de 400 pesos, pero lo hacíamos igual porque considerábamos que la persona que nos lo pedía lo necesitaba para atravesar la pandemia como un compañero.
MR: Así se funda un lazo, lo que esta librería logró en poco tiempo fue la sensación de tejido que no es común. Reparar los lazos intersubjetivos y no cortarlos es también importante y Patio Interno cumple esa función.
FN: Sí, de entramado. Muchas gracias, es lindo que vean así a la librería, porque es uno de los objetivos centrales, relacionarnos con la comunidad que nos rodea. Acá no hay prejuicios, a mí me pueden pedir cualquier libro. Con conversaciones sinceras, en ese lazo que se fortalece uno intercede y va acompañando las distintas sintonías de lectura. Somos lectores con librería, no somos libreros.
MR: ¿Cómo forma parte Patio Interno de un mapa de librerías en La Plata? ¿Tenés un proyecto con otra librería? ¿Crees que se pueden organizar colectivamente?
FN: El año pasado hicimos la primera noche de librerías platenses, inspirada un poco como en Buenos Aires, en La noche de los museos, La noche de las librerías. Entre idas y vueltas se decidió hacer el 18 de noviembre en la ciudad de La Plata, por la previa del cumpleaños y ahí por primera vez se armó un grupo de whatsapp con los distintos proyectos de librerías de la ciudad, del partido de La Plata: Villa Elisa, City Bell y el entramado más urbano. Fue interesante, primero acercarse a pares siempre está bueno, conocer otros proyectos que tienen otros perfiles también está buenísimo y empezar a reconocernos como un colectivo, en convivencia, hay librerías que están a dos, tres cuadras.
Ahora se está por lanzar una red de librerías independientes en contraposición también un poco a cómo se creó ese primer encuentro, porque una vez por año es poquito para estar conectados.
A partir de la Feria del Libro de la ciudad de La Plata que organizó la municipalidad, lanzamos un comunicado, que circuló muchísimo, captó la atención de los medios locales y también de las editoriales. Una respuesta al síntoma de las políticas autoestructurales que tiene el municipio. Esa feria se tercerizó, nadie sabe quién es, qué hace,se realizó una feria que lejos estuvo de mostrar la riqueza del terreno literario de la ciudad La Plata, lejos. Bueno, eso fue lo que terminó sellando o nos terminó dando ese impulso de generar una red de librerías en La Plata.
¿Cuántas librerías hay en La Plata? ¿Veinte somos? En el territorio, ¿cuántos somos? ¿Qué significa que seamos 20, 22, 25 librerías? ¿Cuántas personas trabajamos, empleamos, cuántos libros movemos, cuántos eventos hacemos?
Un chico de la red nos preguntó qué hacíamos este fin de semana, iba a ir a un programa de radio y quería contar un poco la oferta cultural, la verdad que fue sorprendente, porque todos tenían algo, “acá viene a leer tal”, “allá va a tocar un amigo”, “hacemos una presentación” y todo con actividades o sea que se demostró que las librerías están vivas y con pretensión de espacio cultural, de vincularse.
Acá viene un fotógrafo, un artista plástico, presentamos algunos libros, pero disfrutamos tanto la música, el arte plástico como la misma literatura. Siempre hay alguna presentación de libro artesanal.
Hacemos un evento Nos vemos en la esquina, se corta la calle, se toma el espacio público, hay toda una cosa medio filosófica y de disfrute.
Vienen 400, 500 personas y no hay ningún problema, hay algo energético de todas sonrisas, incluso hacemos cosas bizarras. La última vez vino un maestro de Artes Marciales Chinas, que tiene un dragón gigante, hizo algo coreográfico performático, es un dragón que ocupan ocho personas que tira humo. ¡Cuándo salió el dragón, la cara de los chicos! Música de tambores. También hicieron una muestra del arte del Kung Fu, vino la campeona nacional de artes marciales, todo muy raro, muy lindo, muy diverso y la gente disfrutando.
MR: Así confirmás la demanda de espacios de intercambio y cubrís los dos perfiles de lectorxs que vienen a buscar y encuentran lo que les gusta y lxs que se sienten ligadxs no necesariamente por ser grandes lectorxs, pero sí hay un espacio que lxs conecta con otras artes.
FN: Cuando se da el espacio y la persona lo permite hago un intercambio ampliando su universo, “¿conocés tal editorial?”, “¿conocés tal escritora?”, “¿tenés ganas de leer algo más disruptivo?”, “fijate, por ahí te va a costar pero al final te vas a sentir bien, mejor”. Cuando la persona se lleva algo que no pensaba llevarse descubre una historia, una editorial, una escritora, eso está bueno. Y acá sucede todo el tiempo. Sucede mucho. El otro día entró una señora que dijo vengo a hablar con el chico que recomienda, porque dicen que recomienda muy bien. Me han dicho, sos vos un librero como los de antes.
Hablo, le cuento mucho a la gente de las editoriales y del mundo industrial de la editorial y nos quejamos juntos de los precios. Les cuento de los valores, por qué el libro sale lo que sale, les abro el panorama de la edición independiente en la medida que puedo. Muchas veces el precio de los libros es tan alto que abre la posibilidad de que la persona se predisponga a recorrer otro sello.
Ahora las editoriales van directamente a las escuelas. Al comprarle el libro a la librería cerrás un círculo virtuoso, donde está recibiendo quien hace la obra, la editorial, la distribuidora, es como un entramado de trabajo.
¿Qué pasaría si nosotros podemos regular la existencia, por lo menos la ubicación territorial de las cadenas de librerías? Suena violento en algún punto, lo entiendo, pero el Estado tiene que regular, tiene que garantizar ciertas situaciones.
MR: Respecto a la circulación de poesía con sus lectores; ¿cómo es la relación?
FM: Los que vienen a buscar un libro es uno muy específico, un título que ya tienen pensado, o también están los que chusmean. Hay mucho movimiento de libros y no tanto que se lleven. Yo no soy lector de poesía, es una contra en este espacio. Leo mucha narrativa, pero nada de poesía. Lo recomiendo también. Sobre todo, cuando alguien viene y dice “tengo ganas de leer algo de poesía” y ahí avanzo por lo que más o menos sé, trato de presentar distintas obras.
Es buena pregunta, muchas veces pienso en eso. ¡La tengo ahí enfrente a la poesía, eso sí! Está en primer plano. No es lo mismo que esté del otro lado en la librería que al principio cuando llegás. También está bastante “desordenada”. Nosotros ubicamos los libros por editorial. El orden es por lo que publica cada sello y no por orden alfabético por autor o autora. La poesía también está por sello y ahí medio que se entremezcla, porque, por ejemplo, Caballo Negro, una editorial cordobesa, tiene narrativa también, Caleta Olivia no, tiene poesía únicamente.
Podríamos escribir mucho más, la charla / entrevista siguió atravesando temas que nos involucran y conmueven, con exquisita música y amigxs que casualmente llegaban a buscar algún libro. Volvimos varias veces después de ese día y seguiremos haciéndolo porque son muchos los motivos que nos encuentran en Patio Interno.