PRESENTACIÓN DE LAS MIL Y UNA NOCHES DE PATRICIO REY

Tandil Octubre 1997

Recital de los Redondos 

Crónica: los hombres de barro

Entonces comprendimos 

que la lluvia también era hermosa

Raúl González Tuñón

Llegamos con esa lluvia de días

fuimos reconocidos como nómades extranjeros

por los ojos abatidos de la ciudad de Tandil

(veníamos del estigma de Olavarría)

¿y si estos negros de mierda incendian todo? se escuchaba…

como los expedicionarios de Ray Bradbury en Venus

ya teníamos la piel blanca

y los ojos transparentes cuando llegamos al estadio.

los estandartes eran verdaderos trapos

y en las gradas montamos las tolderías

(recuerdo que con una inmensa bandera de River)

armamos una caverna para guarecernos

“no importa si soy tripa” pensé

nada importaba nada de nada

vimos telas de un rojo desteñido

como rastros de batallas antiguas

acariciando el viento

pasamos la tarde ahí

infinita y fría

mirando a las hordas que entraban cantando

ditirambos desentonados

como el coro espectral de Hécate

regresando del diluvio

niñas de ojos congelados

y sonrisas endurecidas por el polvo

ejércitos cansados somos me dije

llovidos 

pero cantábamos igual los himnos previos

con las voces húmedas

cantábamos

mientras preparábamos nuestros cuerpos para el ritual

¿de dónde vienen las voces?

retumban demasiado para ser reales

¿a dónde van

están vivas

son nuestras?

el campo era una pileta oscura

un lago con monstruo adentro

como la de los sueños de catástrofes

que a veces tuve

que a veces tengo

y siempre voya tener

había un oleaje suave 

entre esos seres y sus sombras.

las luces dejaban ver la cortina de agua

y en un momento 

el cielo desprendió un rayo que cortó el aire

las bandas en el lodazal bailaban en ronda

vi hombres de barro 

siluetas emerger de ese fango luctuoso y blando

armando figuras de arcilla

constelaciones sin brillo

eran éramos

estatuas moviéndose acompasadas

jugando

copulando

y extendían sus brazos al cosmos

con las palmas abiertas

como pájaros

los de las gradas éramos 

espectadores fascinados ante la imagen

anacronismo propio del ritual

¿dónde estamos?

regresión fugaz

las criaturas deambulaban

como seres en un limbo dulce

eran éramos muertos-vivos 

tampoco comprendíamos bien

¿quiénes éramos entonces antes después?

en su torpeza las primitivas figuras de barro

no reconocían la presencia de los dioses 

si ningún dios respira sobre el mundo me dije

¿y si todos somos los perseguidos y sacrificados 

y si nuestras carnes rotas, 

cocidas y devoradas 

por ese fuego atroz 

que enciende y consume

nos volvió para siempre

desposeídos?

Éramos somos seremos almas en pena 

a punto de renacer

estaba estoy segura

la carrasca y mi cuerpo se entiendía por sí solos 

ya no era víctima 

podíamos podía evitar caer en trampas morales retóricas políticas

comunidad trashumante 

en plena respiración conjunta

comunidad extranjera desterrada

tarareábamos canciones en un vacío pleno

poesía experiencia poesía 

floreció allí la masa madre de la humanidad

de pronto 

las bengalas púrpura estallaron

se abrieron mandalas en el espacio

y se plegaron estrellados

algunos colores que nunca vi otra vez

mi ojo estaba alucinado tal vez

recuperábamos algo no sé qué pero era vital y urgente

vi acuarelas violetas rocambolescas sobre las nubes

y hubo ceremonia en la tormenta

ya había tribus aglomeradas en el mar 

era la entrada a lo más salvaje

al corazón de las tinieblas

de repente 

fue una acerada visión

solo podíamos ver los cráneos

iluminadas por los reflectores magenta del escenario

la espesura de la lluvia era intensa

anestesiaba la cara las manos los pies

y surgieron ríos 

entre el alambrado y el campo 

que era ya un océano nuevo

flotaban cajas de vino barato infladas

por el torrente gris 

peces de cartón

tronaba el mundo adentro y afuera

un pathos apocalíptico invadió el lugar

límite único

definitivo

y nuestros tambores sonaron desde los parlantes

y escuchamos

cómo el grito feroz reiniciaba 

el rito y la fábula

el eterno retorno:

y en el corazón del diluvio una voz estriada gritó

-Holaaaaaaaaaaaa

la noche es una las luces múltiples

golpeamos redoblantes mirando a las estrellas para que estas nos obedezcan 

y lanzamos proclamas utilizando un lenguaje heredado de esas estrellas 

de su purpurina 

con el que estamos moldeados 

sus órbitas parecían respondernos

estrellas de lujo

¿dónde estamos? entre unos genitales y la muerte

es un puñado de vida y deseo 

¡Es tan increíble que a un instante le suceda otro! 

Los pies helados de la compañeros como nubes de lluvia sobre las sierras calor cerca de nuestros pechos de nuestras bocas de nuestro sexo. 

este fuego es de oktubre no proviene del sol sino del núcleo cálido de la Tierra

las vértebras retornaron al hogar y ya no existió la nostalgia 

¿dónde estamos? dóonde preguntamos sobre la alegría
el sitio ya existía pero sin la pregunta 

era invisible. 

llueve llovía

cuando los neumáticos del mundo atraviesan el charco el agua murmura ¡chsssssst!en el interior de los automóviles pasivos los niños parecen ancianos.

todos estamos vivos aquí

en Las mil y una noches de Patricio Rey.

Eugenia Straccali