Tandil Octubre 1997
Recital de los Redondos
Crónica: los hombres de barro
Entonces comprendimos
que la lluvia también era hermosa
Raúl González Tuñón
Llegamos con esa lluvia de días
fuimos reconocidos como nómades extranjeros
por los ojos abatidos de la ciudad de Tandil
(veníamos del estigma de Olavarría)
¿y si estos negros de mierda incendian todo? se escuchaba…
como los expedicionarios de Ray Bradbury en Venus
ya teníamos la piel blanca
y los ojos transparentes cuando llegamos al estadio.
los estandartes eran verdaderos trapos
y en las gradas montamos las tolderías
(recuerdo que con una inmensa bandera de River)
armamos una caverna para guarecernos
“no importa si soy tripa” pensé
nada importaba nada de nada
vimos telas de un rojo desteñido
como rastros de batallas antiguas
acariciando el viento
pasamos la tarde ahí
infinita y fría
mirando a las hordas que entraban cantando
ditirambos desentonados
como el coro espectral de Hécate
regresando del diluvio
niñas de ojos congelados
y sonrisas endurecidas por el polvo
ejércitos cansados somos me dije
llovidos
pero cantábamos igual los himnos previos
con las voces húmedas
cantábamos
mientras preparábamos nuestros cuerpos para el ritual
¿de dónde vienen las voces?
retumban demasiado para ser reales
¿a dónde van
están vivas
son nuestras?
el campo era una pileta oscura
un lago con monstruo adentro
como la de los sueños de catástrofes
que a veces tuve
que a veces tengo
y siempre voya tener
había un oleaje suave
entre esos seres y sus sombras.
las luces dejaban ver la cortina de agua
y en un momento
el cielo desprendió un rayo que cortó el aire
las bandas en el lodazal bailaban en ronda
vi hombres de barro
siluetas emerger de ese fango luctuoso y blando
armando figuras de arcilla
constelaciones sin brillo
eran éramos
estatuas moviéndose acompasadas
jugando
copulando
y extendían sus brazos al cosmos
con las palmas abiertas
como pájaros
los de las gradas éramos
espectadores fascinados ante la imagen
anacronismo propio del ritual
¿dónde estamos?
regresión fugaz
las criaturas deambulaban
como seres en un limbo dulce
eran éramos muertos-vivos
tampoco comprendíamos bien
¿quiénes éramos entonces antes después?
en su torpeza las primitivas figuras de barro
no reconocían la presencia de los dioses
si ningún dios respira sobre el mundo me dije
¿y si todos somos los perseguidos y sacrificados
y si nuestras carnes rotas,
cocidas y devoradas
por ese fuego atroz
que enciende y consume
nos volvió para siempre
desposeídos?
Éramos somos seremos almas en pena
a punto de renacer
estaba estoy segura
la carrasca y mi cuerpo se entiendía por sí solos
ya no era víctima
podíamos podía evitar caer en trampas morales retóricas políticas
comunidad trashumante
en plena respiración conjunta
comunidad extranjera desterrada
tarareábamos canciones en un vacío pleno
poesía experiencia poesía
floreció allí la masa madre de la humanidad
de pronto
las bengalas púrpura estallaron
se abrieron mandalas en el espacio
y se plegaron estrellados
algunos colores que nunca vi otra vez
mi ojo estaba alucinado tal vez
recuperábamos algo no sé qué pero era vital y urgente
vi acuarelas violetas rocambolescas sobre las nubes
y hubo ceremonia en la tormenta
ya había tribus aglomeradas en el mar
era la entrada a lo más salvaje
al corazón de las tinieblas
de repente
fue una acerada visión
solo podíamos ver los cráneos
iluminadas por los reflectores magenta del escenario
la espesura de la lluvia era intensa
anestesiaba la cara las manos los pies
y surgieron ríos
entre el alambrado y el campo
que era ya un océano nuevo
flotaban cajas de vino barato infladas
por el torrente gris
peces de cartón
tronaba el mundo adentro y afuera
un pathos apocalíptico invadió el lugar
límite único
definitivo
y nuestros tambores sonaron desde los parlantes
y escuchamos
cómo el grito feroz reiniciaba
el rito y la fábula
el eterno retorno:
y en el corazón del diluvio una voz estriada gritó
-Holaaaaaaaaaaaa
la noche es una las luces múltiples
golpeamos redoblantes mirando a las estrellas para que estas nos obedezcan
y lanzamos proclamas utilizando un lenguaje heredado de esas estrellas
de su purpurina
con el que estamos moldeados
sus órbitas parecían respondernos
estrellas de lujo
¿dónde estamos? entre unos genitales y la muerte
es un puñado de vida y deseo
¡Es tan increíble que a un instante le suceda otro!
Los pies helados de la compañeros como nubes de lluvia sobre las sierras calor cerca de nuestros pechos de nuestras bocas de nuestro sexo.
este fuego es de oktubre no proviene del sol sino del núcleo cálido de la Tierra
las vértebras retornaron al hogar y ya no existió la nostalgia
¿dónde estamos? dóonde preguntamos sobre la alegría
el sitio ya existía pero sin la pregunta
era invisible.
llueve llovía
cuando los neumáticos del mundo atraviesan el charco el agua murmura ¡chsssssst!en el interior de los automóviles pasivos los niños parecen ancianos.
todos estamos vivos aquí
en Las mil y una noches de Patricio Rey.
Eugenia Straccali